<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d37809026\x26blogName\x3dpensar+me+hace+mal\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://ohcecilia.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3den_US\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://ohcecilia.blogspot.com/\x26vt\x3d4014743382548318961', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Mientras que, gracias a la caridad de mi hermanito, tenía uno de esos encuentros especiales con un Nespresso , me acordé de su frase: "Quizá esa máquina hubiera justificado tu viaje a Ginebra". A veces, (en esos momentos donde me encuentro con ese exquisito café) pienso que sí. Pero nada es casualidad y siempre los fracasos son la causa de triunfos venideros. Estuve con Borges también, comí fondue, chocolates, engordé 6 kilos en tres semanas. Fui un poco feliz.
Y ahora, en Buenos Aires, estabamos los dos. Quizá para redimir viejas culpas, ya cada uno con su nueva vida, sin ningún tipo de rencor hacia el otro.
Y a mí me pasaba algo extraño, no me pasaba nada con él. Absolutamente nada. Y escuchaba atentamente como enumeraba las cosas que haría con su flamante esposa. Cosas que yo hubiese querido hacer con él, cosas que yo hubiese querido hacer por él. Menos mal que no las hice. Cada pareja, es el triunfo del fracaso de tu pareja anterior. Si yo no hubiese hecho tantas cosas por él, él hoy no estaría enamorado de una mujer dispuesta a hacer más que todo por él. Mejor. Si yo no hubiese quedado con el corazón tan roto después de él, no hubiese existido la persona que me ayudó a juntar los pedazos. Porque lo que más me dolió, no fue que me rompiera el corazón, fue que no me ayudó a juntar los pedazos. Lo odié por eso, odié su indiferencia. Y ahí estabamos, en ese bar mítico del pasaje masón, yo, nerviosa. Me di cuenta de que estaba nerviosa.
Yo fui su última mujer antes de su primera y quizá, quien sabe, única esposa. Ja. Y viéndolo a mi favor, con mucho esfuerzo se me ocurrió que la importante, no es la primera, sino la última.
Ahora, somos amigos. Re amigos.
« volver | proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »
| proximo »